lunes, 3 de octubre de 2011


18. Bruma y soledad
"Bruma y soledad" (Sète, 2011)  ® Mariana Domínguez Batis

"Su ojo móvil mezcla a la luz del peligro el agua
 y la danza infiel de las olas", Paul Valéry

Este fin de semana me he quedado sola en casa. Cathy, mi casera se fue a Chipre de vacaciones con Michel, su pareja. Janet, la otra asistente mexicana de la ciudad, está en Mirrepoix, un pueblito medieval cerca de Toulouse donde vive su novio Alejandro. Nuestras demás amigas pasean por Londres. Así que he decidido tomar el primer tren que salga de la estación sin rumbo muy fijo. El destino: Sète.

            Ya en el tren me encuentro con Maike, una alemana que ha venido a Francia a trabajar en una ONG dando clases de francés a inmigrantes, sobre todo árabes. Caray, así como muchas personas en Europa piensan que todas las mexicanas nos llamamos Mar. ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽es un diminutivo de Mar pues las cuatro que he conocido hasta ahora llevan ese nombre, que ses de franc, la otra asistía, yo podría pensar que todas las alemanas se llaman Maike, pues las cuatro que he conocido hasta ahora llevan ese nombre, que irónicamente es un diminutivo de María. En fin, Maike lleva unas flores para su novia que la espera en Agde, la siguiente parada, así que tampoco podrá acompañarme de excursiónMichel, su pareja,, donde vive Alejandro casa. Cathy, mi casera se fue con su novio a Chipre de vacaciones. Janet, la otra asist.

            Agde y Sète son dos ciudades costeras por las que pasa el tren de Béziers, donde vivo, con dirección al este y que había visto tan sólo desde la ventanilla en mis travesías hacia Montpellier. Las vistas eran bellas: de calles construídas entre el agua, como Venecia. Así que al llegar, salí de la estación de trenes con cámara en mano. Cuál es mi sorpresa al encontrarme con una densa bruma que no me dejaba ver más allá de dos metros de distancia ni disfrutar de los legendarios paisajes de la ciudad.

            Entre neblina, llego al faro del muelle, donde descubro una placa que recuerda que el Sinaia, con 1599 refugiados españoles, había partido del puerto de Sète hacia México en 1939. La leyenda también agradece a nuestro país por haber sido la única nación en reconocer la República Española en aquellos tiempos, así como a su presidente, Lázaro Cárdenas, por la calurosa recibida que le dio a los tripulantes, que tendrían la oportunidad de iniciar una nueva vida, ya sin bruma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario