5. Vientos de levante
Amsterdam-Berlín es un trayecto de 5h45min, por vías rápidas,
equivalentes a 645km, según la todopoderosa guía Michelin que nos lleva, a
falta de GPS, en una aventura en coche París-Roma. Complicaciones: nulas. No se
reporta ninguna curva peligrosa como en los Alpes suizos...
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"Vientos de levante" (Berlín, 2011) ® Mariana Domínguez Batis |
Acomodamos el equipaje
por la mañana en el maletero del auto rentado. Tomamos carretera. "There's a fire starting in my heart",
suena en la vibrante voz de Adele en la radio y la emoción de atravesar caminos
también me invade. Todo marcha. Tanque lleno, hermosos paisajes. Conforme
avanzamos, dejamos los molinos al filo del camino de los horizontes holandeses
y admiramos uno más boscoso. Brenda duerme: la plática va sobre la infancia.
Despierta. Duerme Daniela: hablo de mis alumnos y sus divertidas ocurrencias,
algún día me preguntaron si era narcotraficante, porque era mexicana. Reímos.
Todas despiertas: Fryne y Paulina cantan durante casi tres horas continuas, más
versátil que la radio. Se detienen los autos; un tramo del camino en arreglo. Paramos
cerca de dos horas. ¿Dónde está Berlín? Han pasado ya las casi seis horas de
camino que señalaba la guía.
Cae la noche. Al fin
leemos "Berlín Centrum". Debe ser en esa dirección. Llegamos a un
centro comercial y no al centro de la ciudad. Nadie sabe alemán. Intentamos
regresar a la autopista, pero en vez de eso llegamos a una carretera vacía y
oscura en medio de un bosque. Medianoche. El silencio impera. La segunda guerra
mundial llega a nuestras mentes. Militares nazis marchando por esos mismos
bosques. Escalofríos.
Después de otra hora de tensión, regresamos a la
autopista. Tres carriles cerrados de cuatro. Sangre en el pavimento que sólo yo
como conductora reparo. Respiro profundo, no lo comunico para evitar más
nerviosismo. ¡Berlín al fin! No es victoria. Hay dos calles con el mismo nombre
que la del hostal al que nos dirigimos. Las 2 de la mañana. Daniela practica su
habilidad para comprender instrucciones en alemán con transeúntes y taxistas.
Nos guiamos por El Fernsehturm, la
emblemática antena de televisión de Berlín, que según nuestra memoria debe estar cerca del
hostal. Funciona. A las 2:30am por fin llegamos a nuestro destino en Berlín del
Este. Con reloj en mano, nuestro viaje de cinco horas cuarenta y cinco minutos
se ha convertido en uno de catorce y la antena se vuelve para mí en una de las
vistas más bellas de la ciudad...
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