viernes, 30 de septiembre de 2011

2. Desde la Acrópolis

"Desde la Acrópolis" (Atenas, 2011)                                                                                                        ® Mariana Domínguez Batis



En agradecimiento a nuestro anfitrión, el griego Dimitris Lambros, una noche nevada de invierno, Valérie, Eren y yo decidimos preparar una "cena mexicana". Afortunadamente, entre mis escasos conocimientos culinarios se encuentra la preparación de tortillas de harina. Así que, con quince euros en mano y las palabras τυρί (queso), αβοκάντο (aguacate), κρεμμύδι (cebolla), harina (αλεύρι) y ντομάτα (tomate) en una libretita, hicimos las compras (pues casi nadie habla inglés y mucho menos español o francés) y más tarde preparamos quesadillas con guacamole (platillo que nos había hecho famosas entre en Lisboa un mes atrás).

          Con el manjar en la mesa y tres mexicanas orgullosas, Dimistris untó una quesadilla con la pasta de aguacate. Expectante, le pregunté qué le parecía y su respuesta fue tan sencilla como: "pues, me gusta mucho, es muy sabroso, pero se parece demasiado a nuestros souvlakis".

            Después de esta respuesta y de pasar cuatro días en Grecia, comencé a pensar en las semejanzas entre Atenas y la ciudad de México. Mis cavilaciones se resumen en estos puntos:

1. En el D.F., amamos los tacos y el tequila. En Atenas, aman los souvlakis (tacos con pan pita, rellenos de distintos tipos de carne) y el ouzo.
2. Ambas ciudades fueron cuna de importantes civilizaciones de conquistadores: Atenas, de la civilización griega y la ciudad de México, de la azteca.
3. Actualmente, en ellas conviven modernas y antiquísimas construcciones. La pirámide americana más antigua, Cuicuilco, se encuentra en medio de la aglomeración de la ciudad de México; mientras que desde la mismísima Acrópolis se contempla la actual capital griega.
4. La ciudad de México y Atenas nacieron, crecieron y se reprodujeron entre montañas.
5. Por desfortuna, las dos ciudades son de las más contaminadas del mundo; el tráfico es parte de su vida cotidiana, y miles y miles de inmuebles dominan su horizonte.
6. Tanto los atenienses como los chilangos somos ruidosos y fiesteros, aunque ellos rompan platos de felicidad y nosotros no.

Al final, como le dije a Dimitris aquella noche: al igual que las ciudades, un taco es un taco y un souvlaki es un souvlaki, porque aunque parecidos, cada uno tiene lo suyo.

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